ESTA PELÍCULA NOS DA MUCHO DE QUÉ HABLAR
Por: Andrea Aceves
Algunas veces, los estudios hollywoodenses aún tienen la posibilidad de sorprendernos con sus propuestas de horror. Allí poseemos casos cómo La noche del demonio o El Conjuro que ganan en generar franquicias desde una composición típica empero que muestra un nuevo cosmos de antagonistas al cual temerle. Lo mismo pasa ahora con El Teléfono Negro, producción de Mundial Studios dirigida por Scott Derrickson en su reencuentro con Ethan Hawke en el género.
Basada en una historia del maestro del horror, Joe Hill, y bajo una gigantesca campaña publicitaria y un profundo apoyo del boca a boca entre el público, estamos frente a un estreno de calidad que sin arriesgarse mucho fuera del molde, consigue buenos resultados y debuta otro cara para tus pesadillas (inspirado en el aspecto de Lon Chaney, por cierto).
Ambientada a fines de los 70 en un suburbio de Estados Unidos, El Teléfono Negro narra la narración de Finney, un adolescente que es secuestrado por una infame figura famosa como El Raptor. En su cuenta, van diversos niños del vecindario que no corrieron con la suerte de sobrevivir, integrado el mejor amigo y cuasi mentor del protagonista.
El infante es encerrado en un sótano a prueba de sonido donde su exclusiva compañía, es un misterioso teléfono sin línea… Empero capaz de recibir denominadas de los espíritus de las víctimas anteriores del asesino. Ellos ayudarán a Finney con pistas para huír previo a que se convierta en el siguiente triste. A la par, su hermana, Gwen, empieza a tener una secuencia de sueños donde conoce la historia y perfil de todos los niños asesinados y que la dirigirán en un emocionante rescate.
El Teléfono Negro juega realmente bien con recursos sobrenaturales para darle la vuelta al otrora tópico del infante abducido por un ente sicótico. La forma en que Finney interactúa con las fuerzas del más allá es interesante y ayuda a producir una más grande empatía con todos los casos. Todo en el pasado se vuelve importante y no queda como “una cifra más” en los crímenes del asesino. En particular, le posibilita al jovenazo desarrollar este potencial reprimido que de otra forma, no habría explotado. Nada es gratuito, todo lleva una causa y se agradece.
Una vez que llega al punto en que la crónica de su hermana se cruza, es una maravilla. Las escenas donde ella experimenta el dolor de cada alma atrapada en aquel sótano son increíbles debido a una estética exclusiva que se aparta del resto del filme. Lo mejor es que tiene unas dosis de humor negro divertidísimas debido a su fanatismo religioso que llega a cuestionarse en numerosas piezas. “What the Fuck, Jesus?”, joya de diálogo que grita ante su diminuto altar en su tiempo de incredulidad.
Debido a ella poseemos otra lectura de lo cual da El teléfono negro: un mundo de adultos incompetentes. Entre el papá abusivo, los detectives testarudos y un vecino paranoico vicioso a la cocaína, la resolución del problema recae en este amplio mundo de maneras que solo la astucia y el instinto de los chicos tienen la posibilidad de dar. Bien comentan que constantemente se debe creerles. No obstante, aquí además se devela la enorme flaqueza de la cinta: lo débil de su villano.
Es bueno ver a Ethan Hawke en esta clase de papeles sin embargo la mayor parte de sus intervenciones, son de un carácter bastante pasivo. Hay instantes donde, conforme a los relatos de cada espíritu, se esperaría ocupaciones más violentas de su parte, sin limitarse a un papel tan espectador. Inclusive se llega precipitado al clímax sin en realidad sentir una presión gran sobre sus hombros para ser descubierto. Ya una vez que se lo ofrece y hasta juega con las actitudes de su máscara, la reacción sí consigue conectar con el esperado terror que uno cómo espectador, espera.
Scott Derrickson es un director errático en su filmografía. De repente tiene aciertos como El Exorcismo de Emily Rose y Siniestro (también al lado de Ethan Hawke). Después saca inmundicias del tamaño de Deliver Us From Evil o su remake del día que la Tierra se detuvo y uno no puede evadir preguntarse donde quedó su talento.
Con El Teléfono Negro, al fin consigue conectar con una maravilloso creación de personajes y secuencias llenas de tensión, raramente cayendo en los jump scares baratos que envician a la industria. Hasta ahora, es una de las superiores cintas de terror del 2022.
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