PELIS PARA RATO

Por: Emmanuel N.

Al llegar a la vivienda que rentó tras el rompimiento con su pareja, Dean (Dean Fleischer-Camp), un adolescente cineasta, se percata que hay otros inquilinos viviendo en la misma propiedad. Uno de ellos es Marcel, un simpático y parlanchín caracol terrestre, quien recorre cada rincón del inmueble en su rover – una pelota de tenis – y trepa por los muros de las habitaciones a través de un poco de miel de abeja, la cual sitúa en las suelas de sus zapatillas color naranja. En años moluscos, Marcel es apenas un infante, con enorme curiosidad por hallar y entender el planeta que le circunda. Su exclusiva compañía es Connie (Isabella Rossellini), su abuela, quien además de alimentar su imaginación, se ocupa de transmitirle todos los conocimientos que ha adquirido por medio de su extensa vida.

 Fascinado por su inocencia y su peculiar sentido del humor, Dean empieza a hacer un documental sobre el diminuto y sus ocupaciones diarias. «Es como una cinta, sin embargo nadie tiene diálogos», explica Marcel a su abuela, quien en los últimos meses se ha vuelto más olvidadiza y ha ido perdiendo la función de desplazarse por si misma. De la noche a la mañana, los clip de videos de Marcel se transforman en un fenómeno viral del Internet, inspirando desafíos, memes y hasta tatuajes. No obstante, la popularidad adquirida por medio de las redes sociales no es suficiente para ayudarle a llevar a cabo su más enorme sueño: re-encontrarse con su familia, de quienes se separó hace bastante más de 2 años.

 Es así como Marcel dictamina emprender una espectacular travesía al lado de Dean con el objeto de encontrar el sitio donde habitan sus papás, su hermano y lo demás de su sociedad. Un viaje fuera de vivienda que le va a hacer hallar no solo el monumental tamaño del cosmos, sino además el pequeño sitio que ocupa en éste. Desanimado, el solitario caracolito encontrará consuelo en los vocablos de aliento y el amor incondicional de su nana, el que le enseñará a no rendirse frente a cualquier problema, por más enorme que éste parezca.

 Marcel the Shell with Shoes On es la cinta ideal para gozar en aquellos días de tristeza en los cuales requerimos de un cálido abrazo familiar que nos levante el espíritu. Basada en el simpático personaje desarrollado por Fleischer-Camp y Jenny Slate, el cual se ha convertido en toda una sensación de YouTube hace bastante más de una década, la cinta toma la hipótesis de los 3 cortometrajes publicados a partir del año 2010 como punto de inicio, y la expande al mero estilo del mockumentary. Slate vuelve a prestar su voz al encantador Marcel y el resultado es simplemente tierno e hilarante. Rossellini ofrece una dulce interpretación como la abuela Connie, robándose los instantes más conmovedores del filme.

 Honestamente, no iba preparado para reír y llorar tanto con las ocurrencias y travesuras del protagonista. Es imposible no concluir con el corazón derretido frente a las profundas reflexiones sobre la vida y el deceso que muestra la cinta, constantemente observadas a partir de una visión de inocencia y franqueza. Asimismo, las enseñanzas sobre el valor de vivir en sociedad resuenan con enorme fuerza, más que nada luego de 2 años de retiramiento a raíz de la enfermedad pandémica que nos hicieron ver las colaboraciones con nuestros propios parientes y amigos.

 Divertida, conmovedora y reconfortante, Marcel the Shell with Shoes On es una admirable alternativa de entretenimiento familiar con monumentales mensajes para chicos y adultos. Una fábula actualizada de animación en stop-motion con una cautivadora banda sonora al mando de Disasterpeace y una secuencia de personajes entrañables que nos invita a mirar el planeta a nuestro entorno por medio del ojo del diminuto y extrovertido caracol quien, en su incesante averiguación por hallar a sus seres queridos, nos presenta que la vida se vive mejor una vez que salimos de nuestra concha y poseemos a alguien con quién compartir aquellos instantes tan especiales de magia y felicidad.